Chincheta Spring World Tour - Etapa 3: Berlín
Bueno, bueno, bueno... la tercera etapa del Spring Tour ha sido genial... salvo desde el punto de vista chinchetero, que como anticipé, tenía poca pinta. Berlín es una ciudad increíble, muy recomendable a todo el mundo, llena de cosas que llaman la atención. Todo muy bien, desde el hostal, que era chulísimo, y sobre todo para el precio (19 euros por día), a escasos 200 metros de Alexander Platz, centro neurálgico de la Berlín Oriental que preside su enorme torre de comunicaciones. Salir cada mañana a la calle y verse eso delante (aunque alguno del grupo dijo que él "la tenía más grande") impresionaba, te hacía sentir una emoción especial, al interiorizar toda la historia que hay detrás de ese símbolo.
Un mito desmitificado ha sido el de que los alemanes hablan inglés. Al menos en el sector servicios no, e incluso en una estación grande de metro tampoco encontramos a nadie que nos resolviera una duda que teníamos. Mejor que aquí por supuesto, pero tampoco está para tirar cohetes y eso que se parecen más o menos. Algo así como si te hablan en portugués, más o menos le sigues, pero no se puede decir que lo hables.
Primer día cervecitas en sitio típico y a dormir, que llegamos tarde. Al día siguiente uno de los mejores momentos del viaje, el tour con un guía que te iba contando las cosas más típicas de Berlín. Gratis, aunque al final, tras casi 4 horas, se ganó una buena propina, porque se la mereción el chaval. Puerta de Brandenburgo, bunker de Hitler, monumento a las víctimas judías, check-point charlie, muro, paseo 'bajo los tilos', el Berlín monumental, y un punto final contando como cayó el muro tremendamente emocionante (por supuesto, completamente preparado, pero como un actor que consigue transmitirte la sensación). Desde ese momento empecé a sentirme más integrado en todo lo que supone Berlín, y valoré más aún todo lo que veía.
Por la tarde visita al Reichstag y subida a la cúpula de cristal y metal de Norman Foster. Impresionante vista, impresionante obra arquitectónica. Después, camino hacia el Sony Center, arquitectura vanguardista, luces de colores, glamour, un trozo de muro... Tras ese día ya estaba cautivado por la ciudad.
Al día siguiente, isla de los museos. Esta gente, igual que los ingleses, unos expoliadores de cuidado. Pero bueno, gracias a eso allí vi la puerta de Ishtar, el mercado de Mileto, el busto de Nefertiti, o el templo de Pergamo en una mañana. Esa tarde noche estuvimos en una casa okupa muy famosa, (las casas okupas allí han sido reformadas en centros culturales) Eso también me encantó. Sacada de una película o de un reportaje de Nosolomúsica, todo absolutamente underground, performances artísticas rarísimas, arte con basura o cosas para reciclar, grafittis por todas partes, dibujos extrañísimos en las paredes, luces de neón, un par de salas de cine dentro de la casa con películas no comerciales... pero todo rodeado de buen rollo, al menos fue mi impresión, un supuesto 'ambiente chungo' pero que te daba tranquilidad, no pensabas que te fuera a salir un colgao por allí a buscarte problemas. Luego nos perdimos por algunas callejuelas y más de lo mismo, locales algo esperpénticos, decadentes, de diseñadores, ropa de segunda mano, salas de exposiciones... pero no me pareció pensado para el turista, sino auténtico.
La comida, comida basura, pero tirada de precio. Shawarmas enormes por un euro, salchichas a 1.50, pizzas grandes a 3 euros... Incluso vimos medio pollo asado a 1.50 y entero por 2.80. Increíble. Eso sí, ese colesterol voy a tener que sudarlo para quitarmelo de encima. Pero que morirte de hambre no te mueres.
El lunes hicimos una vista a unos bunkers. Dos. Uno de tiempos de la segunda guerra mundial y otro posterior, de la época de la guerra fría, preparado para un posible ataque nuclear. Visita muy interesante, empañada un poco porque el guía resultó ser un londinense que hablaba inglés a la velocidad del rayo y un poco prepotente, se creía un profesor de Universidad o parecido, de forma que no le podía pillar todo lo que decía, y me perdí algunas cosas, más aún cuando en el primer bunker casi todo el trabajo estaba en las explicaciones, porque aparte de muros y fotos había poca cosa que ver. En el segundo ya si se podía ver los trajes especiales para resistir un ataque nuclear, sala de operaciones, dormitorios, equipos para filtrar el agua y el aire, generadores eléctricos, baños, etc... No del todo apto para claustrofóbicos. Por la tarde, al Kudamm, zona comercial de la ciudad y la iglesia de Guillermo II, icono típico por su campanario roto, recuerdo de los bombardeos de la guerra. Vuelta a casa por el Tiergarten, enorme parque más bien bosque.
El martes vueltecita de tiendas, pero poco, que nos teníamos que volver al aeropuerto.
Todos los días regados con abundante cerveza, claro. Hasta bebimos las de colores, típicas de Berlín, con sirope verde o rojo.
Y muchísimos detalles. Los graciosos Ampelmen en los semáforos de Berlín oriental, algún Travis (coche emblema de la RDA) funcionando, los puestos que venden gorros o uniformes comunistas, etc... Aunque parezca extenso me dejo muchas cosas en el tintero!
Frío bastante, me he venido con los labios y la cara quemada. Y mi gente, bisharracos. Nos hemos reído que no veas. Algunos momentos pasarán a la historia (Karl Marx haciendo de Papá Noel, como pedir un vaso de agua de grifo con el inglés de Gomaespuma, el cambio que le dimos al famoso 'Wir sind das volk' que cantamos por todo Berlín...)
Gozada de viaje.
1 Comments:
Que envidia me das, todas esas cosas fueron las que vi en el documental de Planeta Finito que te voy a remitir para que puedas recordar tu viaje, si antes tenia ganas ahora mucho más!!!!
Viva Berlín!!!!!
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